En términos estadísticos, la posterior acumulación del material podría interpretarse como un intento por reducir la razón que significa el aporte de los primeros trabajos, lo cual tiene un correlato probabilístico también: si alguien toma al azar alguno de mis poemas, cuanto más abundante sea la cantidad de trabajos arrojados posteriormente al montón, menos probable será que salga escogido uno de los primeros, de los cuales ya no quiero saber, porque no me veo en ellos, no me siento involucrado con ellos. Obviamente en parte esto es en tono de broma. Pero ahora en serio, me importa mucho más el efecto que tiene en uno mismo el hecho de ir trabajando. Me parece que uno puede expresarse con más tranquilidad cuando tiene una relación más íntima con el lenguaje.
Pala: dialéctica de la violencia es uno de los trabajos de los cuales no me he arrepentido aún. Todavía me reconozco en su contenido, aunque aspiro también a arrepentirme de este trabajo y de los posteriores. Tal vez mi actitud invite un poco a la amargura, no sé, pero al menos muestra que uno está ya haciendo las cosas de otra manera. No me arrepiento de haberlo arrojado al limitado circuito que tiene un poemario: cuando vuelvo sobre Pala no me animo a cerrar de inmediato el procesador de texto, sino a corregir el contenido.
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